Si, lo admito. Soy masoquista, me gusta el dolor, me gusta sufrir. Me encanta hacerme daño queriéndote, amándote. Soy feliz cuando estoy contigo, aunque nunca se cuando más volveremos a vernos. Me duelen las despedidas, pero aún así sigo volviendo para estar de nuevo contigo y que otra vez me tenga que ir. Me gusta que me hagas daño, que no me quieras como yo te quiero a ti. Porque sé que eso nunca pasará, pero me da igual. Yo seguiré yendo y volviendo para que me sigas haciendo daño, más aún. Pero por favor, prométeme, que nunca dejarás de hacerlo.
Suele pasar... no mucho... pero suele pasar.
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