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Paré le reloj justo en el momento en el que me besaste por primera vez. Para demostrarte que podíamos ser capaces de parar el tiempo, de guardarlo eternamente y recordarlo toda la vida. Así nunca te olvidarías de lo que pasó ese frío día de invierno. Fue la primera vez que me besaste, ¿recuerdas? Fue algo... intenso diría yo. Tan fuerte que se nos quedó grabado, que fue capaz de parar el tiempo. Hoy, mi reloj aún sigue recordando ese día. Pero, ¿y el tuyo?