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lunes, 7 de noviembre de 2011

Prefiero escuchar pocas palabras verdaderas que muchas palabras falsas

  • ¿Sabes lo que te pasa a ti, por qué no quieres estar bien conmigo? Porque no puedes, porque todavía me quieres y estas haciendo todo esto para olvidarte de mi. Tú aún me quieres y no quieres reconocerlo. Si tienes tantos cojones como para no hablarme y pasar de mi, ¿por qué no los tienes para decirme que me quieres? No eres tan fuerte, lo sé.
  • Eres un gilipoyas. 
Pi. Pi. Pi. Piiiiiiiiii.
Cuelgo el teléfono y una lágrima resbala por mi mejilla, me siento mal, ¿qué digo? Fatal, estoy echa una mierda, o mejor dicho, tú me has dejado echa una mierda, tú y tus palabras. Y además yo. Yo que no soy capaz de decirte que tienes razón, que todo esto lo hago para olvidarte de una puta vez, que creía que te había olvidado y era mentira, que me tiemblan las piernas cada vez que te veo y que lucho para que no cedan y me caiga al suelo, yo que me muero cada vez que veo que llevas algo de ella. Ella... que suerte tiene. La que yo nunca tuve. Lloro porque no soy capaz de decirte que aún te quiero. Porque no tengo valor, porque soy una cobarde pero, ¿sabes qué? Un día me dijeron que un amor que te hace llorar no vale la pena, que lo deje ir porque no me merece, pues bien, eso quiero hacer yo contigo, o al menos, lo pretendo.
Ring. Ring. Ring. Riiiing.


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