¡Hey! ¿Cuánto tiempo, no?

Y de repente reapareces de la nada, ya ni siquiera pensaba en ti, pero has aparecido de nuevo, dejándote caer. Has vuelto a dar señales de vida después de muchísimo tiempo sin hablarnos. ¿Recuerdas esas conversaciones diarias? Eras alguien nuevo y yo no sabía nada de ti, al igual que tu de mi pero tampoco nos hizo falta. Ahí estábamos, tú, yo y unas escaleras de biblioteca, quién diría que la prima de esa chica del pueblo se fijaría en ti, y tú en ella. Todas tenían envidia, hablaban de mi y yo lo sabía, sabía que les daba coraje que ellas estaban siempre detrás de ti y llegaba una chica de fuera y ... ¡zas! se lo llevaba sin mover un dedo. Suerte, destino, no sé. El caso es que después de justamente un año apareces de nuevo, quieres verme, sabes que voy y no quieres perder la oportunidad. Tu vuelta ha sido como una brisa en pleno verano, de esas que te hacen sacar una sonrisa y te renuevan. ¿Y sabéis qué? Si lo hice una vez, podré hacerlo dos, tres, incluso hasta cuatro veces.