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lunes, 3 de noviembre de 2014

Gracias. Es una palabra muy pequeña, tan sólo siete letras, pero que depende del contexto en el que la uses y sobre todo para quién la uses puede significar mucho. 

¿Gracias por qué? 

Primeramente por ser tú, por ser esa persona que me cuida, que me protege y que me prefiere a mi antes que a todo el mundo. 
Por ser esa persona que me quiere y me lo demuestra, que se esfuerza cada día por hacérmelo saber, que se lo curra y no le cuesta, y no le cuesta porque disfruta haciéndolo y que se llena por ver una cara que puede reflejar muchas cosas, y todas buenas.
Gracias por ser tu mismo, por dejarme ser yo misma y quererme simplemente por eso, por quererme tal como soy y gustarte así, sin que cambie nada, porque tú te enamoraste de este conjunto y, si cambia algo, ya no es lo mismoo.
Gracias por todos esos pequeños detalles, porque ambos sabemos que los pequeños detalles hacen grandes cosas, y tú haces de una tonteria otra cosa de la que poder enamorarme aún más, si es que se puede. 
Gracias por todas esas horas de cosquillitas que te debo, por todas esas caricias y esos besos que me das cuando estoy escondida en tu cuello.
Gracias, sobre todo, porque cada vez que te escribo algo como ésto se me saltan las lágrimas recordando todo lo que haces por mi y lo mucho que me gusta.
Gracias por dejarme ver lo que de verdad es el amor, lo muchísimo que me gusta que una persona como tú me quiera de la manera que solo tú sabes hacerlo.
Por todas esas risas, por tus momentos románticos que sabes que me gustan tanto.
Gracias por estos casi siete meses en los que me has enseñado a querer, a querer de verdad, a querer mutuo, a sentirme querida y saber que puedo contar contigo para todo.
Gracias porque no se que haría sin ti y porque te quiero, te quiero más que a nadie en este mundo y eso, no lo cambio por nada.

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